Juan y Damián pueden ir
tranquilos por su ciudad. Nunca se han visto obligados a cruzar la calle para
evitar pasar por delante de ese grupo de desconocidos. Unos desconocidos que,
seguramente, les harían comentarios sobre su físico.
Juan y Damián tampoco han sufrido
nunca la experiencia de que un extraño los siga por la calle pidiéndoles insistentemente
su número de móvil. Tampoco nunca tuvieron que darle un teléfono falso a ese
hombre para que, por fin, les dejara en paz.
A Juan y Damián nunca les
juzgaron ni les llamaron guarros o putos por llevar esos pantalones o esa
camiseta. Tampoco les juzgaron jamás por acostarse con quien quisieran. Bueno,
mentira. Ahí, seguramente, sí que les juzgaron. “Crack”, “campeón”, “eres mi
ídolo, tío”, “eres el puto amo”…
A Juan y Damián nunca les dijeron
que tuvieran vigilada su copa, no fuera a ser que alguien les echara algo.
Tampoco tuvieron nunca que pedirle a alguna amiga que los acompañara hasta casa
porque temían ir solos por la noche.
Nunca fueron a una entrevista de
trabajo y fueron rechazados porque, en unos meses, iban a ser padres. Tampoco
nunca cobraron menos que sus compañeras por hacer exactamente el mismo trabajo.
Imagino que es por eso por lo que Juan y Damián, en un programa de televisión que ven más de tres millones de personas, como es El Hormiguero, sueltan, entre risas, cosas como:
“Leyendo una revista de mujeres
nos hemos dado cuenta de que hay una cosa nueva que se llama micromachismo
(risas)”
“Sí, Pablo. Porque tú abres una
puerta, creyéndote que estás haciéndoles un favor, pero resulta que estás
cometiendo un micromachismo (más risas)”
“Nosotros queremos luchar contra los micromachismos
y por eso hemos estado trabajando para desarrollar nuevos piropos no ofensivos
para la mujer”
Tras esto, vemos varias escenas,
en las que una mujer pasa por delante de un grupo de obreros, entre los que se
encuentran Juan y Damián, y que le dedican lo que para ellos son piropos que sí
son aceptables y por los que ninguna mujer debería ofenderse.
Después de esta muestra de ignorancia total, y una vez superada la vergüenza ajena,
la rabia y la impotencia, sólo nos queda decirles a Juan y Damián:
Los micromachismos no son nada
nuevo, por desgracia. Sería recomendable, y más aún dado que hacéis un programa
de televisión, que os informarais de las cosas sobre las que vais a hablar. A
lo mejor así, además de no haber quedado como dos garrulos, hubierais evitado
darle alas al machismo y ridiculizar la lucha de las mujeres por conseguir
igualdad.
En cuanto a los “piropos”, espero
que no os sea muy difícil de entender que, cuando una persona va por calle, lo
que es público es el espacio, NO SU CUERPO. No queremos saber vuestra opinión
sobre nuestro físico. No os lo hemos pedido y, además, nos importa una mierda.
NO necesitamos vuestro “visto bueno” para sentirnos realizadas.
Por otro lado, sentimos deciros
que NO os corresponde a vosotros juzgar qué es o no ofensivo para las
mujeres. ¿Podréis superar este duro hecho de no ser vosotros quienes decidáis
por nosotras?
Pero tranquilos, que no todo es
negativo. También tenemos algo que agradeceros. Gracias a gente como vosotros
somos conscientes de lo necesario que es el feminismo y de lo mucho que nos
queda por hacer. Gracias, Juan y Damián, por recordarnos que no debemos bajar
la guardia ni un solo segundo.